La Falange Española fue un partido de inspiración fascista creado por José Antonio Primo de Rivera en octubre de 1933. En febrero de 1934 se unió a otro grupúsculo de corte similar, las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista, y formaron Falange Española y de las JONS. En las elecciones legislativas del 16 de febrero de 1936 la Falange apenas alcanzó en España los 50.000 votos, un resultado muy discreto. Igual le ocurrió en Lucena, ya que de las 11.003 personas que ejercieron su derecho al voto, con un sistema de listas abiertas, solo 11 optaron por su candidato a diputado Pedro Antonio Baquerizo y cinco por el otro candidato, Rogelio Vignote.
Con el triunfo en estas elecciones del Frente Popular, una coalición de partidos republicanos y de izquierdas, la Falange elevó su nivel de agitación y violencia callejera en contra del orden constitucional, lo que motivó que el Gobierno decretara la prohibición de sus actividades. Sin embargo, esta acción violenta de la Falange atrajo a militantes de otros partidos conservadores, legalistas hasta aquel momento, y supuso un aumento de sus seguidores, siempre dispuestos a defender su ideología por la fuerza de las armas y por la “dialéctica de los puños y las pistolas”. Tras el golpe de Estado del 18 de julio de 1936, la Falange se convirtió en uno de los puntales de la sublevación. Y con el Decreto de Unificación emitido por Franco en abril de 1937, que integraba en las filas de la Falange Española Tradicionalista y de las JONS a todas las fuerzas adeptas al “Movimiento Nacional”, se transformó además en el único partido legal en España durante varias décadas, hasta la muerte del dictador en 1975.
La Falange se creó en Lucena a raíz de las elecciones de febrero de 1936 bajo la jefatura de Miguel Álvarez de Sotomayor y Nieto-Tamarit, hijo del conde de Hust. Su pujanza resultó espectacular, a pesar de la ilegalidad en la que se movía. Solo en mayo recibió 71 afiliaciones y parece que en julio llegó a los 150 militantes, entre los que predominaban personas adineradas, patronos agrícolas (propietarios y estudiantes sumaban un 40%) y antiguos miembros de otros partidos conservadores.
Durante la dictadura de Franco la Falange se convirtió en un apéndice del propio Estado. Proporcionó el sustrato ideológico y muchos cuadros políticos dirigentes, controló gran parte de la burocracia estatal, participó en la represión y desarrolló labores de control social y adoctrinamiento político a través de sus distintas organizaciones de masas, como la Sección Femenina o el Sindicato Español Universitario. Debido a su labor, la Falange generó una abultada documentación que se ha perdido en gran parte, pues el ministro de Interior en 1977, Rodolfo Martín Villa, ordenó la destrucción sistemática de todos sus archivos, algo muy frecuente en aquellos años de la Transición en los que se pretendía borrar las huellas históricas del pasado dictatorial. Aun así, se salvaron de la quema algunos fondos de varios archivos municipales y privados, como ocurrió en Lucena, donde la reciente catalogación de material relativo a Falange permite ahora consultar una documentación que no era accesible hasta hace unos meses.
Gran parte de la documentación conservada de la Falange lucentina consiste en unas pequeñas carpetas de papel, con tamaño cuartilla, rellenadas a mano y elaboradas por su Delegación de Información e Investigación, en las que aparece el nombre y apellidos de una persona, su ideología política y en algunos casos su dirección. Estos ficheros eran muy útiles porque la Falange emitía informes de conducta y antecedentes político sociales para los juzgados y otros organismos públicos, como los ayuntamientos, los gobiernos civiles, las prisiones y los cuarteles militares. Para obtener un permiso de armas, por ejemplo, resultaba preceptivo el informe favorable de la Falange, y cuando un soldado comenzaba a realizar el servicio militar los mandos militares solicitaban informes para encuadrar al joven como afecto a desafecto. Para los juicios que se incoaron en posguerra en contra de los republicanos resultaba también obligatorio el informe de la Guardia Civil, de la alcaldía y de la Falange. Los certificados de conducta moral y política emitidos por la Falange suponían en bastantes ocasiones un requisito para acceder a muchos puestos de trabajo, sobre todo en la Administración pública, e incluso para el acceso a la Universidad. La Falange cumplía por tanto el papel de órgano de un estado policial y totalitario que pretendía el control ideológico de la población, y para ello creó una base de datos que servía para clasificar a los vecinos (y coaccionarlos y reprimirlos, si llegaba el caso) según su adscripción política.
Este fichero ideológico de la Falange lucentina se creó durante la Guerra Civil y se completó en los primeros años de la posguerra. La inmensa mayoría de las pequeñas carpetas de papel individualizadas, ordenadas alfabéticamente por apellidos, se refieren a vecinos a los que se consideraba simpatizantes o militantes (no hemos sabido diferenciar si eran una cosa u otra) del Frente Popular. Esta coalición electoral había ganado las elecciones a Cortes del 16 de febrero de 1936 en España, y también en Lucena, donde obtuvo una arrolladora victoria con el 53,66% de los votos. El Frente Popular lo conformaron una serie de partidos entre los que se encontraban el PSOE, el Partido Comunista de España, la Unión Republicana e Izquierda Republicana, y es a ellos fundamentalmente a los que se refieren las fichas elaboradas por la Falange lucentina. En algunos casos, aparecen vecinos con doble militancia política, pero curiosamente no hay ninguna carpeta, salvo en un caso, que aluda a militantes de la anarquista CNT, el sindicato que rivalizaba en aquel momento con la socialista UGT por el control del movimiento obrero.

Una de las portadas de las carpetas de papel de la Falange donde se guardaba la información sobre los vecinos de Lucena.
Hemos consultado las 711 referencias a vecinos existentes por ahora en los fondos de la Falange del Archivo Histórico Municipal de Lucena, aunque el número de fichados debió ser muchísimo mayor. De hecho, una buena parte de la documentación se habrá perdido o expurgado, ya que hay numeradas hasta 2.910 carpetas en una ciudad que rondaba los 30.000 habitantes. Aparte, hay muchísimos militantes de estos partidos que no aparecen en ellas, por ejemplo gran cantidad de dirigentes y afiliados significados, un elevado número de fusilados y todos los integrantes (menos dos, Antonio Rubio Martínez y Pedro Rivert Lavela) de una curiosa «lista negra» de izquierdistas a los que dediqué una antigua entrada de mi blog que se puede leer en este enlace. Desconocemos de dónde extrajo la Falange la información que sirvió para completar las carpetas. Pudo obtenerla de las labores de indagación desarrolladas por los agentes de la Delegación de Información e Investigación del partido, o quizás de los listados de militantes que se incautaron a las organizaciones políticas republicanas y de izquierdas en sus propias sedes al inicio de la guerra. Hemos de recordar que Lucena quedó, sin oponer ninguna resistencia, en manos de los militares sublevados en la madrugada del 19 de julio de 1936, al producirse el golpe de Estado
La información que aporta este fichero ideológico de la Falange se refiere a 711 lucentinos afines al Frente Popular, como ya hemos señalado. Solo hay tres alusiones específicas a vecinos de la aldea de Jauja, militantes de la Unión Republicana, y una carpeta de un vecino socialista de Las Navas del Selpillar. La inmensa mayoría de los vecinos fichados residían en los barrios populares y obreros de Lucena. Resulta difícil encontrar a personas domiciliadas en las calles y plazas céntricas (Plaza Nueva, San Pedro, Ballesteros, Canalejas, Alcaide, Cervantes, San Agustín, etc.) en las que vivían las familias acomodadas y en las que el voto se inclinaba a partidos de derechas. De los 711 vecinos, 342 militaban o simpatizaban con Izquierda Republicana, 72 con las Juventudes de Izquierda Republicana, 78 con Unión Republicana, 97 con el PSOE, 84 con las Juventudes Socialistas Unificadas y 38 con el Partido Comunista de España. Los nombres de todos ellos se publican, desglosados por partidos, al final de este artículo.
El PSOE es el partido político más antiguo de los que existen en Lucena (cumplió 110 años en 2018) y a sus orígenes le dediqué una entrada antigua de mi blog. El 30 de junio de 1908 se fundó la Agrupación Socialista, convirtiéndose en la primera agrupación de la provincia tras la de Córdoba capital, que se había creado en 1893. Durante la II República (1931-1936) el alcalde que más pervivió en el cargo fue el abogado socialista Vicente Manjón-Cabeza Fuerte, entre julio de 1931 y octubre de 1934. El PSOE tenía su sede en la Casa del Pueblo, situada en el mismo lugar que en la actualidad, en la calle San Pedro esquina con calle Curados, donde también se asentaban los gremios sindicales (albañiles, agricultores, podadores, etc.) de la UGT, un sindicato que siempre ha tenido una fuerte vinculación con el PSOE. Según la lista de la Falange, 97 hombres se identificaban con este partido en 1936, de los que ocho cayeron fusilados, uno es probable que lo fuera también y otro desapareció, aunque todo indica que murió luchando en el Ejército republicano.
Muchos de los socialistas fichados por la Falange habían sido durante la República empleados del Ayuntamiento (guardias municipales, vigilantes de arbitrios), y fueron depurados y expulsados de sus puestos de trabajo tras el triunfo del golpe de Estado el 18 de julio de 1936. Por otro lado, la junta directiva del PSOE local, al completo, se vio muy castigada por la represión en 1936: el presidente Antonio Mayorgas Serrano se encontraba en un campo de concentración de prisioneros de guerra en Alcalá de Henares en octubre de 1939; los exconcejales en 1931 Manuel Burguillos Serrano (vicepresidente) y José Ramos Palomino (tesorero) terminaron fusilados en agosto de 1936; el secretario Pascual Navarro Jiménez fue detenido, torturado y encarcelado en Córdoba; y el vicesecretario Francisco Rivas Vergara acabó exiliado en Francia (a su hermano Manuel ya lo habían fusilado en agosto de 1936).
El Partido Comunista de España (PCE) se fundó en Lucena el 21 de marzo de 1936, solo cuatro meses antes de la guerra, y al parecer tenía la sede en la Casa del Pueblo, junto al PSOE y la UGT. Un lucentino, el abogado y gran propietario agrícola Antonio Buendía Aragón, a quien dediqué una antigua entrada del blog, había sido uno de los fundadores en Madrid del Partido Comunista Español, una de las organizaciones políticas que dio origen al Partido Comunista de España en noviembre de 1921. Antonio Buendía, antiguo concejal en 1931 en Lucena, se encontraba en Madrid cuando comenzó la guerra, lo que con probabilidad le salvó la vida ya que pudo escapar de la represión. Desconocemos el organigrama directivo que tenía el partido en 1936, pero entre sus dirigentes se encontraba el barbero Antonio Rubio Martínez, conocido como Rubio Montoya, quien aparece en las carpetas sin aludir a que fue fusilado, pues ese dato no se consignaba nunca en las fichas. Los comunistas lucentinos sufrieron la represión de manera muy acusada. De los 38 nombres registrados en las fichas de la Falange, nueve acabaron fusilados, uno no estamos seguros de que lo fuera y dos desaparecieron (posiblemente murieron luchando como soldados en el Ejército republicano).
Las Juventudes Socialistas Unificadas se fundaron en toda España en junio de 1936, fruto de la unión de las Juventudes socialistas y comunistas. En Lucena el acto preparatorio de la fusión se celebró el 16 de mayo, y posteriormente celebraron reuniones el 29 de mayo, 30 de junio y 2 de julio. Según el listado de la Falange, 81 jóvenes lucentinos estaban adheridos a las JSU, entre ellos seis muchachas, de los que tres murieron fusilados (dos comunistas y un socialista). El secretario (y también del partido comunista) era el escribiente Gregorio Cabezas Cañete, que huyó de Lucena al comienzo de la guerra y sufrió una condena de 12 meses de internamiento en un batallón de trabajadores cuando volvió en 1939. La Falange lucentina llamó erróneamente en sus ficheros a las Juventudes Socialistas Unificadas como Juventudes de Unificación Marxista, no sabemos por qué.
Izquierda Republicana es el partido al que en teoría estaban adheridos la mayoría de los lucentinos fichados por la Falange. Este partido se constituyó en abril de 1934, en torno a la figura del presidente de Gobierno y luego de la República Manuel Azaña, fruto de la fusión de su partido, Acción Republicana, con el partido republicano gallego de Casares Quiroga y con el sector más progresista del Partido Republicano Radical Socialista. Este último partido se habían fundado en Lucena en 1932 y en ese momento, según el periódico cordobés El Sur en su edición del 4 de julio, su comité directivo lo formaban José Almagro García (presidente, perito industrial y mercantil, administrador de las bodegas de la viuda de Ruiz Onieva, fusilado en 1936), José Rodríguez Ortiz (vicepresidente), Rafael Machuca Pérez (secretario, fusilado en 1936), Ildefonso Herrera Pérez (vicesecretario, procesado en posguerra), José Martín Ruiz (tesorero), Emilio Herrera Vaquera (contador), Manuel Molero Bergillos (bibliotecario, concejal del Frente Popular en 1936), y los vocales Miguel Piqueras Garrigó, Abelardo Cano Calvo, José Machuca Pérez (procesado en posguerra), Bernardo Fernández Moreno (alcalde de Lucena por el Partido Republicano Radical entre octubre de 1934 y enero de 1936), Francisco Valenzuela Moreno y Juan Burgos Valle. Ninguno de ellos aparece en la lista de militantes de Izquierda Republicana elaborada por la Falange, aunque encontramos a un Alfonso Herrera que igual se puede referir a Ildefonso Herrera.
Izquierda Republicana se fundó en Lucena, según difundió el diario El Sur el 2 de junio de 1934, con una Junta presidida por Javier Tubío Aranda, acompañado por Manuel Molero Bergillos (vicepresidente), Francisco Alba Sánchez (secretario) y Francisco Berjillos Vargas (tesorero). El presidente del partido, el perito mercantil Javier Tubío, a quien tengo dedicada una entrada específica del blog, había sido el primer concejal republicano que tuvo Lucena en el siglo XX (1914). Fue alcalde entre abril y junio de 1931, cuando militaba en el Partido Republicano Radical. En octubre de 1932 ya pertenecía al Consejo Nacional de Acción Republicana. No aparece en la lista de la Falange, aunque era segundo teniente de alcalde en 1936. Murió fusilado en Cabra el 29 de septiembre de ese año. Izquierda Republicana poseía sede en Lucena, pero desconocemos dónde. A 342 lucentinos se les relacionaba con Izquierda Republicana en el listado de la Falange. Entre ellos encontramos a cinco fusilados y a varios concejales en 1936: Francisco Berjillos Gálvez, Antonio Jiménez Egea, José Jiménez Ortiz y Antonio Varo del Pino. El partido tenía también una sección de Juventudes, en la que se enrolaban 72 muchachos según el listado de la Falange, de los que dos fueron fusilados.
Unión Republicana era, al igual que Izquierda Republicana, un partido muy joven, creado en septiembre de 1934 por Diego Martínez Barrio junto a un grupo de militantes escindidos del Partido Republicano Radical y a miembros del Partido Republicano Radical Socialista. El presidente del partido en Lucena en 1936 era el republicano histórico Domingo Cuenca Navajas, primer teniente de alcalde y diputado provincial. Curiosamente, en las fichas de miembros de la Unión Republicana elaboradas por la Falange lucentina no aparecen algunos de los dirigentes del partido en 1936, como el alcalde, farmacéutico y secretario de la organización Anselmo Jiménez Alba. Este cayó fusilado el 28 de octubre de 1936 en Córdoba junto al citado Domingo Cuenca Navajas y al también concejal de Izquierda Republicana José López Jiménez. Tampoco se encuentra entre los fichados el vicepresidente del partido Francisco Fernández López «Frasquito Maripepa» ni los vocales José Arjona Huertas y Francisco Jiménez Gil. Sí está el vocal de la junta directiva y concejal Francisco Verdejo Ordóñez, y también el concejal y tesorero Antonio Ramírez Varo.
Al comenzar la guerra el 18 de julio de 1936, la renuncia, el olvido o la ocultación de su ideología política fue el precio que muchos de los que aparecen en estas listas, elaboradas por la Falange, debieron pagar para pasar desapercibidos y escapar de la represión, las cárceles y los fusilamientos. En una situación de enfrentamiento civil, con las violencias y las venganzas desatadas por todos los rincones de España, no cabían las equidistancias y había que mostrar públicamente la adhesión al Glorioso Movimiento Nacional». No es de extrañar por tanto que bastantes de los que hasta ese momento se identificaban con la República cambiaran de bando por imposición. No les quedó más remedio que alistarse en las milicias de voluntarios que las nuevas autoridades militares crearon en Lucena, afiliarse a la Falange (ponerse el «salvavidas», como se decía entonces), e incluso debieron luchar en el Ejército franquista al ser movilizados por sus quintas, pues ser prófugo y la deserción estaban castigados con la pena de muerte o severas penas de cárcel. En aquellas trágicas circunstancias lo primero era sobrevivir ante tanta represión y violencia, aunque para ello hubiera que dejar atrás las viejas ideologías.
Como hemos señalado, de las carpetas de la Falange hemos extraído nombres, apellidos, afiliación política y la dirección de su domicilio, cuando se consigna, de los afiliados a las organizaciones políticas del Frente Popular. La demás información que aportamos es de elaboración propia y no aparece en los ficheros. La lista general de militantes desglosadas por partidos (Partido Comunista de España, Partido Socialista Obrero Español, Juventudes Socialistas Unificadas, Izquierda Republicana, Juventudes de Izquierda Republicana y Unión Republicana) se puede consultar en este enlace.